"¿Serás Mario Alfredo Calderón, el que vivía en el Son del 26, el bongosero el admirador del escritor José Balza, de Guillermo Meneses, Arnaldo Acosta Bello, Salvador Garmendia, Cortázar y Borges? y también un poco de nosotros, los poetas menores... Mi amigo lejano...Es decir, ¡el maravilloso juguetero de Mérida y el mundo! Si es así, brindaré con miche Motatán y escucharé a El Sonero Clásico del Caribe. Abrazos".

(email de Luis Eduardo Colmenares. Julio 2009)

"Así es, Colmenares, se trata del mismo Mario Calderón al que yo también conocí cerca de la Plaza de Milla, hace poco más de 12 años en ese afán por sus juguetes y los recortes de vida con que los anima. Madera, con ella ha fijado su batalla personal contra el olvido y la «madurez » del alma que envejece corazones. Como entenderás, no ha sentado cabeza ni ha encontrado su media naranja, cosa que agradecemos, aunque en ello se le vaya la vida; y es que en su caso, el tiempo no endurece la pasión por lo imperfecto, por el proyecto fértil, por las uvas y la manzana que lo tienta. No se trata de naranjas ¡por favor! ni de la «Barbie Calderón» en la cocina. Contra todo eso Mario se ha jugado la vida, contra esa paz del que agoniza oficinista y amanece ausente en la corbata. No ha notariado sus pasiones ni lleva registro alguno de los espantos de la noche. En ocasiones, nervioso, le angustia su condición inacabada, nómada, incurable frente a la enfermera de turno. Qué decir, todo tiene un precio y Mario no acumula deudas. Por todo esto, «amigo lejano», le aseguro que se trata del mismo juguetero de Mérida y el mundo ¿Quién otro podría ser?"

  -Luis Moros.